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Por: Edith Gomez.- Los humanos somos seres de costumbres. Cuando hacemos algo por primera vez ya se nos hará más fácil la segunda y luego cada vez que lo repitamos lo vamos a seguir haciendo de la misma manera siempre. Esto no es algo de sorprenderse, porque una vez que entramos a nuestra zona de confort, nos regodeamos en ella y ya no queremos salir.

Ni siquiera es algo que hagamos a propósito. Simplemente es parte de nuestra naturaleza y queda de nosotros estar conscientes de esta característica para poder tomar acciones que puedan contrarrestarla. Algunas de esas acciones las puedes encontrar en este artículo.

Las personas nos sentimos cómodas en la costumbre porque estamos muy seguros en ella. Hacer algo diferente a lo que conocemos puede incluso suponer ansiedad para algunos debido a que no saben con qué van a encontrarse. Por eso muchos prefieren mantenerse a salvo en lo que ya conocen así no sea bueno para ellos, solo por el hecho de que les da terror hacer un cambio así signifique que tendrán eso que tanto han deseado.

En fin, somos complicados, de eso no hay duda. Una de las características que nos mantienen en el mismo lugar de confort -que muchas veces ni es tan confortable- es una actitud negativa que empieza con una pequeña palabra de dos letras: no. Cuando nos proponemos usarla con menos frecuencia y sustituirla por “Sí” empezaremos a notar ciertos cambios que serán descritos a continuación:

– Aprenderás cosas nuevas: cuando dices sí ante situaciones en las que en otro momento te habrías negado, definitivamente estarás abriéndote a nuevas experiencias en las que conocerás nuevas personas, nuevas maneras de hacer las cosas e incluso nuevas soluciones para problemas que solías resolver de distinta manera.

Cuando dices que sí, conocerás diferentes puntos de vistas de otros, tu mente se abrirá ya que no podrás quedarte solo con tu propia opinión, lo que por defecto te hará también más tolerante.

– Te divertirás más: al decir que sí te estás disponiendo. Quizá surjan más responsabilidades, pero también surgirán momentos de diversión a los que sucumbirás, esto te relajará y fortalecerá tus relaciones interpersonales.

Lo más probable es que al principio te cueste un poco porque te falta práctica en el tema. Pero mientras más digas sí, más fácil se te hará en el tiempo. Puedes comenzar colocándote una meta diaria o semanal de las veces que debes decirle sí a otras personas. A medida que vayas cumpliendo ese objetivo puedes ir retándote más y verás los grandes cambios que harás en tu vida.

– Ejercitarás tu cerebro: cuando te encuentras en una situación nueva, tienes que responder ante esta así haya o no una preparación previa. Si no estás muy habituado al decir que sí, cuando lo haces tu cerebro debe reaccionar y empezar a crear conexiones que te ayuden en esa particular circunstancia.

Cuando no haces nada nuevo tus neuronas van a ser prácticamente siempre las mismas trabajando rutinariamente. No tengas miedo, mientras más ejercitado tu cerebro se encuentre más saludable será y más capacidad de respuesta tendrá ante situaciones complicadas.

– Serás más arriesgado: no tiene nada de malo probar nuevas cosas, aunque al principio no te suenen bien. Lo peor que puede pasar es que no te agrade, pero ya se habrá formado esa experiencia en tu mente.

Cuando te arriesgas descubres nuevas cosas que no hubieses experimentado si te mantenías en tu burbuja de la seguridad. Atrévete a explotarla y a darte la oportunidad de crecer en todos los aspectos de tu vida. Una de las cualidades mejor vistas del liderazgo es la de saber arriesgarse y tomar la iniciativa.

– Encontrarás el equilibrio: a decir verdad, no siempre tienes que decirle que sí a todo. De hecho, si lo haces, se convertiría en un problema tan grave como lo es el ser negativo. Pero cuando empiezas a decir que sí como ejercicio, poco a poco irás encontrando el equilibrio ante las cosas en las que debes decir que no y las que ameritan una respuesta positiva.

No todo es blanco o negro, puede haber matices y en realidad son bastante saludables. Si eres muy negativo, decir que sí te acercará más al balance y si tu problema es que no sabes decir que no, el negarte a veces también servirá de mucho.

Si estás pensando que más adelante empezarás a hacer los cambios que requieres porque ahora te sientes muy bien así, o no tienes tiempo para cambiar tu complicada vida, quizá tengas razón, pero según Gananci debes valorar lo que tienes y aprovechar el momento ahora porque luego podría ser muy tarde.

Edith Gómez es editora en Gananci, apasionada del marketing digital, especializada en comunicación online. Se niega a irse a la cama cada noche sin haber aprendido algo nuevo. Le inquietan las ideas de negocio y, más aún, aportar una mirada creativa al pequeño mundo en el que vivimos. Puedes seguirla en Twitter: @edigomben

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